martes, 28 de marzo de 2017

No querido desamor


No querido desamor:
                          
                           Quisiera comenzar estas líneas, no quisiera comenzar estas líneas, quisiera no haber comenzado estas líneas ¡quisiera no haber comenzado nada! Quisiera no haber comenzado escribiendo estas líneas dirigidas a un no querido desamor. Porque ¿quién quisiera un desamor?
Quisiera entonces nunca haberte querido para así nunca haberte no querido.

Quisiera ahora dejar de no quererte, pues no quiero un desamor; pero eso sería quererte, y no te quiero querer. Quiero quererte; en realidad lo quiero, pero no puedo. ¿Cómo quererte cuando tú no me quieres? No puedo querer a quien no quiere querer. Quisiera no haberte desquerido nunca pero, al no ser querida, no te puedo querer. Quisiera no haberte querido nunca, para no haber sido desquerida y poderte querer. ¡Esa quizás habría sido la solución!: quererte sin haberte querido nunca, mejor dicho, quererte sin que lo supieras para que no me desquieras y así poderte querer. Pero no, porque por más que quisiera quererte no habría soportado haber
querido a quien no se sabe querido.

Ya no sé desamor. Quisiera que no hayamos comenzado nada para no sentirme así, tan vacía y tan nada. Tú no me quieres, tú no me das nada.
¡NADA!

¿Alguna vez me has dado algo?¿Alguna vez me has querido? No sé por qué quisiera quererte si nunca me has querido. Ya no sé por qué alguna vez yo te he querido... pero sé por qué no puedes ser ya mi querido.
Espero que al menos tú te quieras o te empieces a querer. Mira... yo ya puedo soportar un desamor porque ya tengo alguien que me quiere: soy yo.
Pero tú ya no tienes a nadie pues a quien tenías se está despidiendo como se despiden estas líneas. Yo me he comenzado a querer dejándote de querer. Espero que luego de descartar esta carta tú también te puedas querer para comenzar por fin a los otros querer.


Nancy Vanina Palazo (Neologista)

La Cápsula del Tiempo






Quilmes, 14 de junio de 2031


Llegó el gran día. Todos los ojos están puestos en vos, para ver cómo crecés, que llevás puesto, cómo estamos nosotros, tus papás. Muchos se van a acercar a saludarte, abrazarte, emocionados porque creen que a los quince las cosas cambian. En realidad, lo que sucede es que comenzás a pararte de otra manera frente a la vida. Algunos dicen que es el momento en el que empezás a sentirte mujer. Sólo te pido que no olvides quién sos y que no dejes que se adueñen de vos.
Para que me entiendas, sobre todo a esta edad en la que querés ir más rápido de lo que van tus pies, hice una lista:

1º. Querete a vos misma. Está bien que quieras al prójimo, pero recordá que si vos no te amás primero, va a ser muy difícil que ames a otros.

2º. No intentes caerle bien a todos los integrantes de este planeta. Siempre van a criticarte a tus espaldas, hagas lo que hagas. Confiá en tu corazón cuando te avise que una persona no es la indicada, rara vez se equivoca.

3º. Tené firme tus raíces. Cuando la gente ve a un árbol bandera trata de enderezarlo en lugar de dejarlo ser.

4º. Ojo con las zarigüeyas. Ellas se acercan al oler tu debilidad y te devoran sin que te enteres.

5º. La droga puede llegar a gustarte. No va a convertirte en mejor persona ni tampoco va a ser una curita para tus heridas. Si dejás que entre en tu cuerpo, vas a terminar como los caracoles, metiéndote en el esqueleto abandonado de otro ser que ni alma conserva.

6º. La amistad verdadera no se mide en cantidad sino en calidad. Apoyate en aquellos que te quieren y perdonan tus errores, no en los que te prestan la ropa para que te vistas y pienses como ellos.

7º. No dejes que nadie te invada o dañe tu cuerpo ni tu mente. No existe el zapato perfecto. No importa el color, la marca o el tamaño del taco, sino que te mantenga firme y que sea de tu talla.

8º. Acercate a lo diferente, conocelo y aceptalo. No hay una única realidad, todo depende del lado en que observes los hechos. Subí al auto deportivo de tu tío y al colectivo 324 en horario escolar, es la única manera de armar tu propio pensamiento crítico.

9º. La vida es sencilla. No hace falta cargar una valija para formar parte de ella. A este mundo vinimos desnudos y así nos vamos.

10º. No tengas miedo a la soledad. Es como una estación de servicio en la ruta, donde cargás combustible para continuar el viaje.

Me gustaría que releas la lista, detenidamente, y analices cada punto. Porque el tiempo pasa muy rápido, como pasaron estos quince días. Nos costaba desprendernos, ya que estuvimos treinta y nueve semanas tan conectadas.
Soportaste mis ataques de locura, como el día en que reventé a palos la impresora, después de que me fallara siete años cuando más la necesitaba. De repente, el 14 de junio de 2016 saliste volando y desde ese momento el tiempo no paró. Por eso me pareció importante frenar un poco, tomar una pausa para escribirte esta carta y encapsular este instante en el que hace tan sólo quince días que mi sueño se hizo realidad.


Te amo,
Mamá




María Laura Freire (Iwela Iwela)